Según la OMT, el turismo urbano es aquel “tipo de actividad turística que tiene lugar en un espacio urbano” y que por lo tanto ofrece “un espectro amplio y heterogéneo de experiencias”. Es decir, el turismo urbano es, muy sucintamente, aquel que se desarrolla en una ciudad. Globalizado, cosmopolita, nacional e internacional, para todos los gustos y para todas las franjas de edad, el turismo urbano es un motor importante en la economía de nuestro país. En este artículo daremos una vuelta por sus pros y sus contras de una manera generalizada, tanto desde el punto de vista del turista, como desde el del empresario del sector, parando incluso en el del residente del destino visitado.
Ventajas del turismo urbano
Importante fuerte ingresos, constante y con buenos presagios de continuidad en el tiempo, el turismo urbano repercute de manera positiva, directa o indirectamente, en el destino. En definitiva, en los residentes y en los hosteleros o gerentes de empresas relacionadas. Desde el punto de vista del turista, simplemente teniendo en cuenta la amplísima oferta de ocio que tiene a su disposición en las ciudades, no hay duda de que igualmente este turismo le supondrá ciertas ventajas. Veamos.
Mejora la economía local
Normalmente a mayor escala que el turismo rural, como es lógico. Este tipo de turismo favorece el gasto del viajero, no sólo en productos típicos o de la zona, sino también en cualquier otro bien, como puede ser ropa, tecnología, etc. No en vano, el turismo de compras es, digamos, un subtipo de turismo urbano. Todo esto se traduce en que el viajero interesado en esta modalidad suele tener un gasto medio considerablemente más alto que el de otros turistas. Bien para el destino en su conjunto.
Genera nuevos empleos
El turismo urbano es uno de los que menos adolecen de la estacionalidad propia de otros tipos, como por ejemplo, el de sol y playa. De este modo, los empleos que se generan directa e indirectamente como consecuencia de este fenómeno parecen resultar más duraderos. Ya que, como decíamos, el turismo urbano suele traer viajeros prácticamente en cualquier época del año. Por supuesto que existen épocas en las que la ocupación sube, pero en general la estacionalidad es mucho menos acusada que en otras modalidades de turismo. De nuevo un punto a favor para el destino urbano.
Fomenta el desarrollo y el intercambio cultural
Es comprensible también en el turismo urbano, a pesar de que el contacto entre turistas y locales sea menos auténtico que en el turismo rural, por ejemplo. Sin embargo, el turista siempre tendrá la posibilidad de encontrar en la ciudad prácticamente todo lo que busque. Si quiere tradiciones, las tendrá (más o menos fieles). Y si lo que busca es algo más cosmopolita o más cercano a su propio estilo de vida también lo hallará en la ciudad. Aún así, y aunque parezca poco obvio, los intercambios culturales se producen a cada paso que da el viajero en su destino, rural o urbano. Circunstancia ésta que puede resultar beneficiosa para ambos residentes y viajeros.
Más opciones de ocio y servicio
Una de las ventajas más notables del turismo de ciudad para los turistas (pero también para los habitantes del lugar) es el incremento de la oferta de ocio. Una oferta de actividades y propuestas de entretenimiento que si ya de por sí es numerosa en una ciudad, el turismo urbano suele hacer que aumente. A mayor demanda… Del mismo modo, los servicios de todo tipo (transporte, abastecimiento, asistencia médica, etc.) se verán probablemente mejorados e incluso aumentados en número si el número de viajeros al destino en cuestión es constante. Más aún si hablamos de turismo residencial. Algo que igualmente repercute en la vida diaria del residente, quien encontrará (o debería encontrar) mayor disponibilidad de servicios en su ciudad.
Mejores comunicaciones
Al fin y al cabo las ciudades cuentan con una red interna y externa normalmente muy buena, lo que facilita la movilidad del turista y por supuesto, la del residente.
Inconvenientes
Por otro lado, no podemos negar que, como prácticamente cualquier actividad, el turismo urbano tiene también sus repercusiones negativas en algunos aspectos.
Deterioro ambiental
Una de las más negativas y por supuesto, dañinas para todos. La ciudad ya es a priori un foco de contaminación de todo tipo. Su exceso de población, de incansable actividad, de continuo consumo de todos los recursos que se nos antojen aumenta, como es natural, cuanto más ocupación tenga.
Escasez de recursos
A veces, ciertas ciudades no están preparadas para acoger a tantos turistas como atraen sus encantos urbanos. Si las distintas administraciones no adecuan sus infraestructuras y sus servicios a la demanda de viajeros, la situación revertirá en un cúmulo de circunstancias que resultarán inasumibles en poco tiempo. Una deficiente recogida de residuos, una incorrecta gestión de aguas, una asistencia médica desbordada son algunos ejemplos de cómo puede verse afectada una ciudad si no se gestiona adecuadamente su demanda de turismo urbano.
Aparición de movimientos de rechazo
Como la turismofobia. Por circunstancias como la anterior, que derivan normalmente en graves molestias para los residentes, pero también para los propios turistas.
Aglomeraciones y largas esperas
Para entrar a espectáculos, a tiendas; para utilizar el transporte público, para acceder a locales de ocio, disfrutar de un museo o para entrar a una determinada atracción. Sobre todo para el turista, pero también para el residente que busca entretenimiento en su ciudad, el turismo urbano puede conllevar estas molestias habituales sobre todo en ciertas fechas de temporada más alta.
Aumento de la competencia
Una ventaja para los turistas, como decíamos más arriba, pero un inconveniente para aquel que tenga un negocio turístico. La alta demanda hace que la oferta crezca considerablemente. Una desventaja, sí. Pero también una manera de buscar la excelencia y la diferenciación de nuestro negocio de hostelería y turismo.
En conclusión, podemos afirmar que los beneficios y bondades del turismo urbano son mayoría. Tanto para los viajeros como para locales y empresarios del sector. Su impacto negativo es más bien una deficiencia en la gestión integral de este fenómeno.