El turismo rural, aunque revitalizado y convertido en el centro de la mayoría de nuestros viajes durante la pandemia, se enfrenta a diversos retos que, añadidos a sus particularidades, pueden suponer dificultades significativas para su desarrollo en los próximos años. Mantener un negocio de turismo rural no es tarea fácil. Por ello, conviene prepararse y tratar de anticiparse a las vicisitudes que nos esperan.
A nivel general y siempre desde una perspectiva global que incluye todo tipo de empresas encuadradas dentro de la definición de la OMT, los principales retos que el turismo rural tendrá que afrontar y superar son los que siguen.
Subida de los costes de la energía
Una de las preocupaciones más latentes en todo el tejido empresarial, no sólo de nuestro país, sino a nivel mundial. Los conflictos armados y las tensiones geopolíticas actuales, sumados a las heridas que la crisis económica y pandémica dejó en nuestros bolsillos y en nuestra confianza, y por supuesto, la creciente escasez de recursos naturales nos han conducido a una situación preocupante en términos de precios del suministro de la energía.
El turismo rural quizá deberá prepararse a conciencia para no ser uno de los que más lo acusen debido a sus marcados picos de ocupación.
Inflación y estanflación
Por las mismas razones expresadas justo antes y algunas más que no comentaremos, la inflación en nuestro país se dirige peligrosamente a una estanflación de manual. La subida de precios en productos de primera necesidad afecta igualmente al subsector del turismo rural.
Será necesario revisar ciertas operaciones, así como replantearse el ahorro de todas las formas que se nos ocurran, siempre y cuando se mantenga la calidad en los servicios. Asimismo, aplicar técnicas de lean management puede resultar muy beneficioso para detectar los puntos clave sobre los que se puede actuar para optimizar procesos, reducir gastos y aprovechar al máximo los recursos.
Por otro lado, el poder adquisitivo del cliente también se ve afectado, lo que habitualmente puede favorecer (entre comillas) al turismo rural frente a otro tipo de turismo. Como, por ejemplo, el internacional, pues el presupuesto en viajes se reduce y se opta por destinos más cercanos y asequibles.
Una oferta descontrolada de alquileres turísticos
Cada vez son más los propietarios de vivienda privada que optan por entrar en el negocio turístico como alternativa a los alquileres tradicionales o por temporada. La proliferación de este tipo de turismo alojativo tanto en entornos urbanos como rurales podría incluso considerarse, a veces, más que competencia, como intrusismo en el sector. Los gerentes de turismo rural deberán diferenciarse y ofrecer unos servicios y una atención profesional y personalizada para poder competir con el exceso de oferta y los bajos precios de este nuevo modelo alojativo.
Escasez de mano de obra y profesionalidad
Otro de los retos a los que se enfrenta en la actualidad el turismo y la hostelería en general. Encontrar mano de obra, sea o no profesional, es toda una odisea. Ya que si a las características laborales intrínsecas del sector le añadimos los salarios en ocasiones más bien justitos…, todo confluye para que la demanda de empleados crezca exponencialmente.
La clásica estacionalidad
Uno de los clásicos. Suele ser muy acusado en los negocios de turismo rural, quienes habitualmente concentran su demanda en fines de semana y festivos. Cierto es que tras la pandemia, la situación ha variado sustancialmente y a mejor para estos pequeños alojamientos rurales, empresas de turismo activo, etc. Pues han gozado de gran visibilidad y reconocimiento.
Tipo de cliente más exigente
Que busca más y mejores experiencias. Experiencias más auténticas, diferentes, originales, alejadas de la contaminación, del bullicio y de las masas. Alejadas, resumiendo, del turismo habitual. El turismo rural tiene que comprender a su cliente y saber adaptarse a lo que éste demanda. Convertir su producto en la expectativa turística que buscan los nuevos viajeros.
Necesidad de digitalización
Porque a pesar de que el tipo de cliente actual demande más naturaleza, más ambientes rurales, más productos ecológicos, también persistirá su interés y su necesidad por estar conectado. Por esta razón, surgen nuevos modelos como, por ejemplo, el glamping. Puesto que el turista de hoy en día no puede renunciar a las comodidades cotidianas, incluso aunque busque un entorno rural alejado de las infinitas prestaciones urbanas. Además de esto, la digitalización de las operaciones es fundamental para aquellas empresas y autónomos del sector que pretendan ser competitivos.
Sostenibilidad
Al hilo del primer punto que hemos comentado, la sostenibilidad se convierte en uno de los retos más importantes a los que va a tener que enfrentarse ya el turismo rural.
Además de los costes de la energía de los que hablábamos, y de que los viajeros demandan también productos y servicios basados en un modelo respetuoso con el medio ambiente, virar cuanto antes hacia la sostenibilidad del negocio es completamente imprescindible. Hablamos en términos de eficiencia tanto energética como de aprovechamiento de los recursos.
Pensar en cambiar el tipo de energía consumida en nuestros negocios de turismo rural, implementar sistemas de optimización del consumo, realizar inversiones seguramente significativas. Gastos que quizá nos cueste afrontar pero sin los cuales dejaremos de ser, más pronto que tarde, competitivos en nuestro sector.
En conclusión, el turismo rural debe hacer un esfuerzo por mantenerse a flote en una coyuntura como la actual, complicada para todos. Si necesitas más ideas, consejos o inspiración, no dudes en contactar conmigo. Contacta con Eduardo Serrano, siempre encantado de atenderte.